jueves, 3 de julio de 2014

My Botero Sin


Tantos años adulando esqueletos, martirizando y manipulando mis escenas de existencia, mis momentos de apogeo de amnesia comestible, maltratos psicológicos, todo para estar a pocas semanas de cumplir de nuevo años y el existir se me vuelve costumbre de tortura, saber que sigo estancada en la misma península de vicios que cambian de estrategia para adularme y envenenarme en su rutina de ácidos caprichos.

Agradezco las oportunidades, los cafés, la cerveza, la pizza gulosa y su refresco tentativo, burbujeante pareja de un banquete de pequeña culpa guardada debajo del peperonni. Agradezco todos los placeres que me brindo tirarme a los deleites de la vida con excesos, pero llega un momento en que te cansas de ese límite que no existe y te surge el enojo de que ya va otro año y no cumples nada, ni a ti ni a lo que crees, deseos vacilantes en una mente que no retiene nada, más que mierda, recuerdos que se vuelven presentes impotentes, que duelen que te introducen en una melancolía ya añeja y rota de tanto uso, por que es la misma y siempre la sera. 

Mi cuerpo tiene islas y montañas, una excéntrica y espantosa geografía , pero que presume de buena vista al mar. Soy pedazos remendados de consuelo, de un autoestima vacilante y flojo, que juega con la amiga voluntad a cualquier merced. 

Tengo que ser fuerte dentro de la fortuna que me ha regalado la vida, una base de amor, salud, éxito en la divagación y encuentro de ideas similares encapsuladas en algo llamado amigos.

Vamos, que no quiero ser una decepción y te daré otra oportunidad, para eso estoy yo, para darte el saco de oportunidades que no le has querido dar a nadie más, confió en ti, en que puedes sobre llevar esto. Adelante, es momento de programarse.

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