Flores en la orillas de la calle parís,
brota lo verde en lo frio y gris de un muro,
se escucha la voz de la solemne ceremonia del sol alegre,
venid por los destellos del azul mirar del dia.
Y aunque disfruto esta imagen de ti y de mi
debajo de todo el resplendor del presente
se desnuda la mentira y se deslumbra la verdad de ti
ante mis ojos de antifaz enamorado,
Dios porque me das dado una alma tan fragil
el corazón tan profundo,
ahi los humanos practicamente conocidos
se despojan de los desechos que dejan sus palabras
y sobras de su inmenso amor en mi.
Soy el alma asustada de sus nudos y tormentas,
esa grieta que se subaja a la herida en pena y de conciencia,
por eso mientras las gaviotas alzan su vuelo
hasta sus nidos tiritando en las flores
suelen decender a calcomer mis venas,
esos rios ensangrentados,
vibrantes de vida, de sueños, de tempestad,
mientras dejen propagar el mar que impulsa el centro de mi ser,
esa valvula de rojo sentir,
mientras me dejen vivir con pasion navegando en piel
y cuando este verdaderamente triste
me den un instante de silencio
para que se diga que estoy en mi minuto de paz,
en el paraiso de mis imagenes del mundo
y gritos de soledad.
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