Aun recuerdo la cordial invitación
al rincón de tus deseos y tus historias,
aun siento el poder de tus flores
abrazar mis primaveras,
aun huelo la sal de tus mentiras
y lo dulce de mis disculpas.
Aun recuerdo el ritmo de tu corazón,
cuando se abrió tu pecho
y me trajo una serenata en lo nocturno,
sanguíneo y momentáneo surrealista
en donde sentí en la superficie
la danza del color de tu vida y de la mía
resbalando en el sudor de la pasión musical
del conducto vital de la caja de tu cuerpo.
Aun presiento que no terminamos
de comparar los besos al par de las estrellas
y bordarlos en las sabanas y almohadas,
de hoteles, de tu sala o de mi cama.
Aun conservo los planos que hicimos
para construir hermosos castillos
en la suave arena del paraíso
sobre la dura realidad
que devora y destruye sueños con las lagrimas del mar.
Aun tengo la idea que nunca nos presentaron
de una manera ideal,
yo era joven para envejecer con el dolor
de vivir sin amar
y tu me ofreciste el pecado
a bocados para diario,
madrugadas eternas y cosecha de tréboles
para seguir cultivando la suerte y el destino
para un buen rato y ajeno relato;
me hubieran dicho tu verdadero nombre
al presentarte y reverenciar mi sonrisa,
así no te hubiera pronunciado mal todo este tiempo,
te hubiera llamado vida
y vida jamas se puede separar de la existencia y del respiro,
mi esencia y tangible presencia,
ahora se borro la corteza del sentimentalismo
y quedo el frió contorno de la sombra
que dibuja el sol por las mañanas,
vagando sin saber el concepto, el día, la palabra o la llamada
que te llevo lejos de mi guitarra y de mi morada.
Aun recuerdo que pedías apagar los relojes
antes de poder decirte adiós y apagar la noche,
el tiempo no existe cuando se trata de recordarte,
pero todas las horas me llegan de un golpe
cuando trato de olvidar la rutina de pensarte.
Aun recuerdo que te debo mi voz,
así que dame una canción
y fingiré que se tocar un instrumento
aparte de tu corazón mal interpretado,
para que te toque la guitarra en un sueño
con las venas como cuerdas y tu estomago
como acústica de mariposas rosas,
porque aun en la realidad no es fácil interpretar mis dedos,
como en la actualidad no es sencillo regresar
donde te deje sumergida en otros sueños.
Recuerdo la mitad del trayecto contigo,
pero no recuerdo donde perdimos el amor
que en nuestro aire contuvimos,
donde perdimos lo que ahora lloramos,
lo que en silencio sufrimos,
solo dame un motivo para no regresar,
y ya no le hablare de ti a nuestro gato,
dame un libro por el cual retornar,
y considerare seguir trabajando de poeta y loca
en la historia imaginaria de lo infinito y de lo vago,
mezclando vodka y colores,
devolviendole lo incoherente a lo coherente de nacer
sin derecho de conocer al amor y a ti a la par de mi naturaleza,
sin tener el mapa donde perdí tu inocencia.
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